domingo, 27 de junio de 2010

Sí o no.

A decir verdad, nunca he creído que todo fuese blanco o negro, siempre hay matices... Pero hay veces que los matices desesperan.
Me pierdo en tus ojos, sé que me miras, sé que ríes a pesar de que intentas estar serio para hacerme rabiar, sé que te gusta más a tí que a mí todas estas tonterías, por mucho que te quejes. Si no, no buscarías cualquier excusa para repetir.
Sabe a poco, ¿verdad? Falta algo. Las despedidas algo silenciosas, el ambiente tensándose por momentos, palabras vacías llenan lo que nuestras voces se callan.
Tus dedos entrelazados con los míos, tus manos enormes de nuevo acariciando mi espalda, el bombeo del corazón al compás.
No hay nada más.
El silencio cortado sólo por nuestras cálidas respiraciones, sintiéndonos el uno al otro. Tus manos viajan por mi piel libremente, recorriendo un terreno que ya te tiene que ser conocido.
Tus palabras siempre confundiéndome. Escondiendo algo, haciéndome rabiar. Jugando con dulzura y delicadeza cuando podrías destrozarme por completo, sujetándome con fuerza para que no me separe de tu lado.
No me dejas irme, no quiero irme.
Me sigue dando miedo lo mucho que me gusta este juego.
La última vez que tomé partida en este ajedrez perdí todas mis fichas y las machacaron. Pero sé que volvería a jugar si me lo propusiera, sé que si volviera al pasado, sabiendo todo lo que sé, volvería a jugar.
Creo que voy a mover. Creo que me toca a mí avanzar.
Acepto el reto.
Veamos cómo evoluciona esto, que pueden pasar muchas cosas, como tú mismo dices.

1 comentario:

  1. Eso es realmente una de las mejores sensaciones que podemos vivir. Es hermoso cuando sin apenas decir nada podemos trasmitir toda nuestra energía y nuestros sentimientos hacia los demás. Inmenso!

    Otro relato más que me encanta!!!! :-)

    ResponderEliminar