lunes, 24 de mayo de 2010

Chapa

"Te cambio esta chapa por un pensamiento" dijiste tan alegre mostrándome la chapa que acababas de arrancar a tu refresco.

Alcé las cejas, sin preocuparme por ocultar mi mueca de asombro.

"¿Por un pensamiento?" Tú asentiste, paciente, con esa sonrisa tan tuya.

La cogí, sonriendo, sin saber bien qué decir. Seguiste con tu cena, tranquilamente, dándome el tiempo y el espacio que necesitaba para meditar en tu ofrecimiento. Observé la chapa como si todos los secretos del mundo estuviesen escritos en aquella superficie plateada.

"Un pensamiento..." murmuré aceptando aquel juego.

Sólo podía pasarme esto contigo. Sólo contigo me pasan estas cosas.

Guardé la chapa y me recoloqué en mi asiento, jugueteé con el tenedor en mi plato vacío, observando el tuyo aún lleno, del que comías sin parar de mirarme.

Hablamos muchas cosas aquella noche, pero desde luego, la que más me chocó (no la única) fue aquella.

"Pues.... te diré algo que siempre he pensado... es raro y no todo el mundo lo entiende pero te lo voy a contar..."

Lo que te dije´, es ahora sólo tuyo, y queda entre nosotros dos, ¿verdad? perdería la gracia si lo escribiera aquí tal y como... no sería justo.

Gracias por ser como eres. No cambies.

Va por tí, Miguel.

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